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El truco de la botella que utilizan en Alemania en verano y deberíamos copiar ya en España

Truco de la botella en Alemania
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Con la llegada del verano, el calor se instala en nuestros hogares como un invitado incómodo que se niega a marcharse. Los días se hacen más largos, las temperaturas ascienden sin tregua y las noches, lejos de ofrecer alivio, se vuelven un auténtico tormento para descansar. Para muchas personas, combatir el bochorno nocturno se convierte en una misión complicada, sobre todo si no se cuenta con aire acondicionado o se prefiere evitar su uso por cuestiones económicas, ecológicas o de salud. En este contexto, surgen métodos ingeniosos, como el truco de la botella que utilizan en Alemania.

El truco de la botella congelada presenta una serie de ventajas claras frente a las opciones más convencionales de climatización. En primer lugar, no consume electricidad una vez congelada la botella. Además, es una solución completamente silenciosa. A diferencia del zumbido constante de un ventilador o el ruido mecánico de un aire acondicionado, este método no emite sonido alguno, lo que contribuye a un ambiente más tranquilo para dormir o relajarse. Otra ventaja es que no reseca el ambiente; al derretirse, el hielo libera humedad que puede ser beneficiosa en ambientes especialmente secos.

El truco de la botella más popular en Alemania

A veces, las soluciones más efectivas son también las más simples. Y este truco casero lo demuestra. La idea es muy fácil de llevar a cabo: sólo necesitas una botella de plástico, preferiblemente de gran tamaño, como las de 1,5 o 2 litros, y un congelador. Se trata de llenarla casi por completo con agua y dejarla dentro del congelador durante varias horas para que el agua se congele por completo.

Una vez que tienes la botella completamente congelada, el siguiente paso es colocarla dentro de la habitación que quieres refrescar. Pero aquí viene el detalle importante: no se debe dejar a nivel del suelo, sino en una posición elevada. ¿Por qué? Porque el aire frío tiende a bajar, mientras que el aire caliente sube. Al situar la botella en lo alto, permites que el frescor generado por el hielo derretido descienda y refresque de forma natural el ambiente.

Es fundamental, eso sí, colocar un recipiente debajo de la botella congelada. Esto se hace por dos razones. Por un lado, porque a medida que el hielo se derrite, el agua comenzará a gotear por la superficie de la botella. Y, por otro lado, porque la condensación es una consecuencia inevitable del contraste entre el aire caliente de la habitación y el hielo en el interior de la botella. Un cuenco o bandeja ancha puede servir perfectamente para recoger ese exceso de humedad.

Aunque no es un sistema que enfríe una habitación entera como lo haría un aire acondicionado, lo cierto es que genera una sensación de alivio térmico bastante notable, sobre todo si se combina con otros trucos, como cerrar las persianas durante el día, mantener ventilación cruzada o usar tejidos ligeros en la ropa de cama.

La razón por la que el truco de la botella que se usa en Alemania funciona está relacionada con los principios básicos de la física. Cuando el hielo comienza a derretirse, absorbe parte del calor del ambiente. Ese proceso de fusión requiere energía térmica, lo que hace que el entorno más cercano se enfríe ligeramente. Esto crea una pequeña zona de aire más fresco que, al ser más denso que el aire caliente, desciende y se distribuye lentamente por la habitación.

El efecto es limitado en alcance, pero puede ser suficiente como para hacer más llevadero el calor de las noches estivales. De hecho, si se coloca cerca de la cama, puede ayudar a refrescar la zona donde descansamos sin necesidad de encender el aire acondicionado.

Cómo potenciar el efecto

Aunque por sí sola la botella congelada ya ofrece cierto alivio, existen formas de aumentar su eficacia. Una de ellas es colocar un ventilador detrás de la botella congelada, de modo que el aire que genera pase a través del hielo y se enfríe antes de llegar a ti. Este truco convierte al ventilador en una especie de climatizador improvisado y de bajo consumo.

También puedes usar varias botellas al mismo tiempo si la habitación es grande. Cuantas más botellas congeladas ubiques estratégicamente, mayor será la sensación de frescor que lograrás. Otra opción interesante es agregar al agua unas gotas de aceites esenciales, como eucalipto, lavanda o menta, antes de congelar. Al derretirse, el aire se impregna ligeramente de estas esencias, aportando un toque aromático relajante.

En épocas donde las soluciones tecnológicas parecen dominar cada aspecto de nuestra vida, volver a métodos básicos pero efectivos tiene algo de reconfortante. El truco de la botella congelada que llega desde Alemania no sólo refresca, sino que nos recuerda que, con un poco de creatividad, es posible cuidar nuestro bienestar y el del planeta sin grandes gastos ni complicaciones.

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